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La Conciencia y la Vida Interior

 

Cuando abrimos a discusión el tema de la Vida Interior, encontramos que es como una joya preciosa con muchas facetas, que debe observarse desde diferentes puntos de vista; sus colores cambian dependiendo del ángulo desde dónde la estemos mirando. Ambas, la conciencia y la vida interior, están tan escondidas que casi pudieran convertirse en otra filosofía más, es decir, un estudio meramente teórico y no basado sobre una experiencia real. La Teología sin una experiencia espiritual es similar a una filosofía.

Por ejemplo, sabemos que el Hombre está muerto en sus delitos y pecados pero al mismo tiempo está vivo, tiene comunicación, pensamientos, inteligencia y es capaz de planear para el futuro; pudiéramos llegar a la conclusión de que si un hombre “murió” no tiene futuro en que pensar. Entonces descubrimos que hay dos puntos de vista de lo que es la Vida, uno es desde el punto de vista de Dios y el otro desde el punto de vista del Hombre. El Hombre ve la muerte como el término natural de la vida, mientras que Dios mira la muerte como el fracaso de no recibir La Vida Eterna. Lo que fuere que no tenga la “Vida de Dios” manifestada es realmente “muerte” ante los ojos de Dios.

Como ejemplo podemos puntualizar que Dios mira muchas de nuestras actividades como “obras muertas” porque no manifiestan la vida de Dios o no producen Su vida. Aunque el hombre muestra vida en su exterior, Dios lo declara como Hombre muerto en su interior.

Precisamente por esto es prioritario desarrollar nuestra “Vida” interior, mientras que aún estamos en esta vida / tiempo / tierra. Cuando dejemos esta Tierra, TODO lo que nos podremos llevar con nosotros es la “vida interior” que Dios hizo nacer en nosotros; no obstante, el desarrollo de esa nueva vida interior es nuestra responsabilidad y el periodo de tiempo que vivamos en esta Tierra, es el único que tenemos para completar esa difícil tarea. Dios nos dio la “Vida” como un regalo gratis a través de Jesucristo. Podemos esconder ese regalo enterrándolo en esta Tierra y devolverlo a Dios sin cambio y sin desarrollo, o podemos multiplicar el don y aumentar diez veces su dimensión original.

El “Reinar con Cristo” está vinculado a la multiplicación de esta vida: un incremento de diez veces nos permitirá gobernar sobre diez ciudades, un incremento de cinco veces nos permitirá gobernar sobre cinco ciudades.

Mi teoría es que es la conciencia es la puerta para desarrollar (o multiplicar) esta vida interior. Fácilmente nos podemos dar cuenta de que una conciencia despierta nos puede acusar o nos puede excusar delante de Dios. La conciencia es nuestro sistema interno de dirección para alertarnos sobre cuál es la voluntad de Dios y Sus caminos. Cuando ignoramos la conciencia experimentamos sufrimiento innecesario. Dios nos protege por medio de nuestra conciencia y a través de ella, Él nos enseña Sus caminos y Su voluntad. Nos peguntamos cuál es la voluntad de Dios y expresamos nuestro sincero deseo de hacer la voluntad de Dios, pero ignoramos a nuestra conciencia la cual es la entrada para conocer la voluntad de Dios. En otras palabras, Dios revela Su voluntad inmediata a través de una conciencia sensible. Nuestro problema empieza cuando asumimos que la voluntad de Dios es hacer cierta obra o trabajo o que es ir a algún otro lugar a donde Dios nos está llamando. Podemos asumir que la voluntad de Dios es empezar un nuevo ministerio, pero después ignoramos a la conciencia que está dentro de nosotros, la cual nos alerta a primero edificar nuestra vida interior.

La conciencia trabaja en dos direcciones: nos condena por actitudes y defectos de carácter similares a los del anti-Cristo y nos justifica cuándo somos acusados injustamente. “...Dando testimonio su conciencia, y acusándoles o defendiéndoles sus razonamientos” (Romanos 2:15).

“Teniendo una buena conciencia, para que en lo que murmuran de vosotros como de malhechores, sean avergonzados los que calumnian vuestra buena conducta de en Cristo” (1Pedro 3:16)

La conciencia realmente nos defiende de falsas acusaciones, pero también nos condena por tener un mal testimonio. Sin embargo, la conciencia funciona independientemente de nuestro buen o mal comportamiento, y puede condenarnos por AMBOS cuando nuestras intenciones o motivaciones están equivocadas. ¡La conciencia vela por nuestra vida interior! Cuando la conciencia funciona apropiadamente, bajo la inspiración de Dios, sus decisiones son concluyentes y tú no las puedes cambiar dándole alguna explicación de por qué hiciste o dijiste cierta cosa. ¡Las excusas no son relevantes para la conciencia cuando ésta está bajo la dirección de Dios!

Por esta razón, quiero acuñar una frase: “La salvación de la conciencia”. Hacer una “confesión de fe”, tomar una “decisión de calidad” o responder a un llamado hacia el altar, no necesariamente produce el nacimiento de una buena conciencia. Incluso, según 1 Pedro 3:21, la mayoría de las personas nacidas de nuevo EMPIEZA a disfrutar de una conciencia activa después de ser bautizados. Si estas personas no son instruidas acerca de la necesidad absoluta de proteger la conciencia a través de una total obediencia hacia ella, la conciencia “se cauteriza”, así que no funciona más. Esta es la razón por la cual cosas terribles suceden en la iglesia y todos piensan que están bien, porque su conciencia les dice que nada está mal. ¡Esta ES una conciencia muerta, corrupta y fallida a los ojos de Dios! Existe una inmensa diferencia entre una conciencia muerta y una conciencia viva, ya que pone en evidencia una vida interior muerta o una vida interior viva. El fracaso de la Iglesia en cuanto a desarrollar una vida interior activa y efectiva radica en nuestro fracaso de desarrollar una conciencia sensible.

Hebreos 10:19-22 dice: “Así que hermanos, teniendo libertad para entrar en el Lugar Santísimo por la sangre de Jesucristo, por el camino nuevo y vivo que él nos abrió a través del velo, esto es, de su carne, y teniendo un gran sumo sacerdote sobre la casa de Dios, acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, purificados los corazones de mala conciencia, y lavados los cuerpos con agua pura.”

Muchos líderes de alabanza prometen a la congregación que ellos les llevarán al Lugar Santísimo a través de la música, aún cuando ellos mismos no tienen una conciencia activa y nunca han experimentado la “sangre rociada” o el “lavamiento de sus cuerpos por la Palabra de Dios”; puede ser que ellos solamente le conozcan a Él como “Salvador” sin tener la revelación de “nuestro gran Sumo Sacerdote” quien está SOBRE la Casa de Dios. Aún así, una conciencia maligna no es un estorbo para “dirigir la música de adoración” como se ha probado en muchas ocasiones.

Ya que estoy especulando que la “Vida Interior” es la llave para la próxima restauración, acuñaré otra frase para enfatizar esta teoría. Llamaré a esto “El Triángulo Divino”, que enfatizará la correlación entre la conciencia, la intuición y la unión del espíritu al Espíritu. Cada lado del triángulo tiene la misma importancia y el desarrollar uno sin los otros dos, lo deja incompleto. Los tres funcionan conjuntamente para definir la vida interior. Puede haber más subdivisiones pero por ahora esto no está claro.

Dentro de este triángulo podría encontrarse el “tesoro de la sabiduría y el conocimiento”. Tal vez pudiéramos decir que este “triángulo” es el “almacén” de la verdad eterna. Sospecho que este es el lugar donde experimentamos “el Poder de la Vida Indestructible”.

Pienso que podemos hacer una afirmación ahora que es una verdad aún cuando no es parte de la Escritura: La llave de la “vida ascendente” es tener una conciencia buena y limpia. La experiencia de una “vida descendente” está directamente relacionada con una conciencia maligna que ignora la corrección de Dios. Pudiéramos decir que escuchamos Su voz y comprendemos Su voluntad a través de la puerta abierta de una buena conciencia. Cuando hay una conciencia “inactiva” (mala), la intuición deja de funcionar y la “unión” o intimidad consciente (con el Espíritu) se pierde.

Estoy especulando que “el camino a la madurez” involucra el desarrollo de una conciencia sensible, el crecimiento de la intuición y de la unión consciente (del espíritu al Espíritu). Si nuestra conciencia dice que estamos equivocados, entonces estamos equivocados, aún y cuando podamos probar con las mismas Escrituras que estamos en lo correcto.

Parece haber una “conciencia religiosa” que opera independientemente de la conciencia interior y que nos dice toda clase de locuras como que estamos en lo correcto, cuando al mismo tiempo, nuestra conciencia interna nos dice que estamos equivocados. La “conciencia religiosa”, parece estar ya bien desarrollada y es la puerta hacia el infierno. Esta conciencia religiosa nos excusa, mientras la conciencia real nos condena. La conciencia religiosa desarrolla doctrinas religiosas que nos justifican de nuestras malas actitudes. La “conciencia religiosa” te dirá que traigas otra ofrenda quemada (un sacrificio) en lugar de caminar en obediencia a la conciencia real. Esto es realmente una doble ofensa delante de Dios. Dios no es un hombre que pueda ser sobornado con sacrificios o con buenas obras.

Si creamos otro triángulo, podríamos definirlo como “la consagración, la cruz interior y la obediencia”. Todas estas funcionan conjuntamente en mutuo acuerdo y cooperación. La consagración sin una cruz personal interior, es solo otra doctrina más. Podemos decir que el “sacerdocio” funciona dentro de éste triangulo. ¡La consagración CON una cruz personal interior es igual a la Obediencia! La obediencia a nuestra conciencia y a la cruz personal es la evidencia de nuestra consagración. La vida Cristiana se vive externamente a través de nuestra conciencia. Podemos decir que no progresaremos MÁS ALLÁ en nuestra vida espiritual hasta que entremos a través de la puerta de una conciencia restaurada, buena y sensible.

Las Leyes de Dios que son puestas en nuestra mente y escritas sobre nuestros corazones, son leídas y entendidas por nuestra conciencia, son aceptadas a través de la cruz personal y son manifestadas objetivamente cuando son obedecidas. Todo esto es un misterio para el hombre exterior, pero se convierte en una realidad en la vida interior. Si recordamos que algunas cosas que para el hombre están “vivas”, para Dios están “muertas”, podemos creer que la conciencia de muchos en la iglesia visible está realmente muerta. Esto explica la naturaleza ofensiva de “buenos creyentes” los cuales son considerados como “pilares” de la iglesia visible.

La “conciencia del alma” puede incluso justificar lo que Dios condena en “la conciencia del espíritu”. Una “conciencia religiosa” es algo muy peligroso porque puede funcionar independientemente de la “conciencia real” y puede tomar el control cuando la “conciencia real” está muerta. La mente carnal y la “conciencia religiosa” están directamente relacionadas y funcionan en conjunto. Nosotros muchas veces nos referimos a la “conciencia religiosa” como “espíritu religioso”, pero generalmente no tiene nada que ver con nuestro espíritu nuevo, sino que puede estar relacionado con un espíritu impuro (demonio).

Todo esto crea algunas preguntas que deben tener una repuesta, por ejemplo: ¿La “sangre de Jesús” automáticamente limpia y restaura una buena conciencia dentro de nosotros cuando nacemos de nuevo? Por supuesto que ES posible, pero la experiencia nos demuestra que raramente sucede. 1 Pedro 3 nos dice que el bautismo es la aspiración de una buena conciencia hacia Dios. ¿Entonces cuándo “la sangre rociada” limpia nuestra conciencia de las obras muertas para que podamos servir al Dios vivo? ¿Es un acto separado de fe que ocurre algún tiempo más tarde? ¿Puede la conciencia estar cargada de culpa aún después de que el espíritu nace de nuevo? ¡Cuando ministramos a la gente algunas veces encontramos que algunos están llenos de culpas DESPUÉS de haber nacido de nuevo!

Cualquier ministerio que sea necesario para restaurar una buena conciencia en nuevos creyentes es esencial, en otras palabras, deberíamos estar seguros de que cada creyente ha experimentado “la salvación de la conciencia”.

La superficialidad dentro de la iglesia se puede atribuir, en parte, a la condición de la conciencia. ¡El crecimiento y la sensibilidad de la conciencia pueden estar relacionados directamente con la efectividad de la ofrenda de consagración! Cuando “la nueva luz” viene a nosotros, no solo nos revela las cosas escondidas de la Escritura, sino que además nos revela las cosas escondidas en nuestra vida. Cuando nuestro espíritu recibe “luz o iluminación o revelación”, el alma se da cuenta de los defectos, faltas, fallas, pensamientos equivocados y malas actitudes. Cada vez que ignoramos la “luz”, la luz disminuirá la próxima vez; la revelación y el entendimiento espiritual poco a poco irán desapareciendo. La razón es esta: cuando ignoramos a la conciencia ensombrecemos nuestra intuición y ésta se vuelve apagada e insensible hasta que deja de funcionar.

Tratar de recibir una “revelación más profunda” sin desarrollar una conciencia limpia y clara nos llevará a la decepción. Esto es común en las sectas, pero también es experimentado por gente sincera de la iglesia. Una buena revelación nunca sustituirá a una “buena conciencia”. Una buena conciencia es la puerta a la vida interior donde la revelación es recibida.

La superficialidad dentro de la iglesia se puede atribuir a la superficialidad de la vida interior. La superficialidad de la vida interior puede ser atribuida a una “conciencia callosa”(endurecida). Para hacer una buena comparación quiero poner a una conciencia buena y sensible en oposición directa a la carne. Sé que el espíritu es el que lucha contra la carne, pero la conciencia es la puerta al espíritu. (Los traductores de las Escrituras no han identificado si el “espíritu” se refiere al Espíritu Santo o el espíritu humano, pero en esta comparación lo aplicaremos a nuestro espíritu).

Puesto que estamos totalmente concientes de la actividad de la carne en nosotros mismos y en los demás, debemos también entender cómo la conciencia lucha en contra de la carne. La conciencia buena y sensible identificará inmediatamente a la carne y su actividad caída como anti-Cristo, que significa “en contra de Cristo” O “en el lugar de Cristo”. Lo que mi mente puede considerar como normal, inofensivo y aceptable, mi conciencia puede condenarlo firmemente. Ahora, mis patrones de pensamiento (alma) pueden rechazar a mi conciencia a causa de mis doctrinas, historia religiosa, cultura, raza o aceptación familiar. Muchas de las cosas que considero como normales e inofensivas (“obras de la carne”), la conciencia pone en claro que tienen sus raíces en Adán y estos “actos inofensivos” contribuyen a una vida cristiana superficial.

Aunque mi mente no vea nada malo en mi actitud, no puedo escapar de mi conciencia que condena mis acciones; la buena conciencia funciona independientemente de cómo fui criado y de las cosas que he permitido en mi vida e insistirá en que no es como Cristo. La conciencia funciona independientemente del “buen” o “mal comportamiento” y puede condenar ambos a causa de tener una motivación o actitud equivocada. La raíz de ambos puede ser Adán (naturaleza caída).

Como la fe solo trabaja a través de una buena conciencia, pudiéramos encontrar en ella la raíz de los problemas cuando tratamos de ministrar sanidad al cuerpo. Muchas veces cuando la gente tiene una “fe pequeña” la raíz del problema no es precisamente la fe, sino que la raíz puede ser una “conciencia profana”. Orar una y otra vez por sanidad es una pérdida de tiempo si la conciencia “esta cauterizada”, “callosa” o es “profana”. Es más fácil orar solamente por sanidad y enviar a la gente de vuelta, que desenterrar las raíces de una mala conciencia. Tratar de resucitar una conciencia muerta es un ministerio desalentador.

Raúl (amigo del autor de este estudio) dice que hay un pastor en Miami que enseña que a “nivel apostólico” es correcto tener más de una esposa (o mujer). ¿Cómo es eso posible? ¡La conciencia se fue, se murió y se profanó! ¿Este hombre estará dispuesto a ser corregido? ¡No, él está seguro de que está en lo correcto!

Si hubiera conocido estas verdades años atrás, me hubiera ahorrado muchos dolores de cabeza y muchas vergüenzas. Cuando mi conciencia no estaba funcionando, podía decir cosas estúpidas y no sentir nada que me condenara. Me di cuenta del peligro y comencé a clamar a Dios para que restaurara mi conciencia. Creí que estaba acabada un año antes de experimentar que funcionaba de nuevo. Este Es un asunto muy serio para cualquiera que anhela hacer la transición a una nueva restauración.

Aún hoy, me encuentro con que muchas veces mi conciencia no me corrige hasta DESPUES de hacer algo incorrecto. Me gustaría que mi conciencia me guiara y me enseñara ANTES de cometer una tontería. No hay nada comparado con tener una fuerte vida interior y no hay una pérdida mayor que la de perder nuestra vida interior y simplemente estar funcionando en el alma.

Lo que especulo es que la “VIDA INTERIOR” es el lugar donde está el Trono de Dios y el asiento de su gobierno. Es el lugar donde está el Arca del Pacto y el Lugar Santísimo. Es el “lugar secreto del Altísimo” y NADA puede ser comparado con eso.