#359 Reino: La Promesa del Padre


Hechos 13:32] Y nosotros también os anunciamos el evangelio de aquella promesa hecha a nuestros padres. Esto habla acerca de la “promesa hecha a nuestros padres”, la cual es el evangelio de la resurrección, el Reino, el Mesías y el Nuevo Pacto. Por ejemplo, Daniel profetizó que el Reino nunca pasaría o sería destruido. David habló acerca de un Señor cuyo cuerpo nunca sufriría muerte, indicando así la resurrección. Jeremías y Ezequiel hablaron acerca del Nuevo Pacto. Isaías habló acerca de la venida del Redentor a Sion y de una nueva dimensión del ministerio, y que la inmediata Presencia del Espíritu Santo comenzaría. Estas fueron algunas de las promesas, entre muchas otras hechas a nuestros padres. Muchas de las Promesas están dentro del contexto del Reino. Aquí estamos haciendo una distinción entre la promesa hecha a nuestros padres y la Promesa del Padre, que es hecha a la iglesia dentro del contexto del Nuevo Pacto y la permanencia del Espíritu Santo. Si examinamos estos versículos con un corazón abierto, descubriremos que Jesús no estaba hablando acerca de UNA DE LAS PROMESAS DEL PADRE, SINO ACERCA DE LA PROMESA DEL PADRE.


Lucas 24:49] He aquí, yo enviaré la Promesa de mi Padre sobre vosotros; pero quedaos vosotros en la ciudad de Jerusalén, hasta que seáis investidos de poder desde lo alto.


El hecho de conocer a pentecostales y carismáticos durante 37 años, me ha permitido familiarizarme con el entendimiento de que la “Promesa del Padre” está directamente relacionada con Hechos 2:4. Sin embargo, limitar la “Promesa del Padre” a Hechos 2:4 es demasiado superficial y un error muy serio. Hechos 2:4 no es UNA DE LAS PROMESAS, sino un pequeño comienzo y el primer paso dentro de la PROMESA. Jesús NO DIJO: Esperen por las PROMESAS del Padre. Existe UNA experiencia completa dentro de la PROMESA del Padre. Si hemos recibido el 1% de la Promesa, esto es bueno pero podemos habernos detenido en la primera experiencia. Seguramente esto no niega la plenitud de la PROMESA del Padre.


Debe ser obvio que el bautismo del Espíritu Santo no nos fue dado para causar tanta división y controversia en la iglesia durante los últimos 100 años. Este debate teológico aparentemente interminable acerca de la prueba, de cuándo y si hemos recibido al Espíritu Santo ha tornado la bendición del Nuevo Pacto en una fuente de desprecio. Cuando entendamos que el bautismo del Espíritu Santo NO PUEDE separarse de la promesa del Padre, esto nos ayuda a ignorar la controversia y buscar a Dios para la experiencia verdadera.


Hechos 2:38] Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo. [39] Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare.


Obviamente Jesucristo no exhibió una manifestación tan extraordinaria del Espíritu Santo en el día de Pentecostés, como una experiencia de un día. Esta misma promesa se extiende a lugares apartados, por muchas generaciones a TODOS los que son llamados por Dios.


Hechos 1:4] Y estando juntos, les mandó que no se fueran de Jerusalén, sino que esperasen la promesa del Padre, la cual, les dijo, oísteis de mí. [5] Porque Juan ciertamente bautizó con agua, mas vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos días.


Hechos 2:2] Y de repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados; [3] y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos. [4] Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen.


Los pentecostales y carismáticos tuvieron razón al decir que no existe duda de que el bautismo con el Espíritu Santo es la PROMESA del Padre y que la llenura del Espíritu Santo iba acompañada ciertamente por el hablar en lenguas. Casi todo el que tenga ojos para ver puede entender esto, pero nuestro propósito NO es retomar la controversia de los últimos 100 años. Nuestro propósito es mostrar que Hechos 2:4 NO constituye la PROMESA completa DEL PADRE, sino una introducción hacia la Promesa.


A principios de la década de 1970 confraternizamos con una iglesia que tenía una declaración de fe que decía: “Creemos en el bautismo del Espíritu Santo conforme a lo que afirma Hechos 2:4". Esto constituía una enseñanza ordinaria para aquella época y concordaba con las escrituras. Esto puede estar técnicamente correcto por el momento, pero nadie debería decir que creemos en la Promesa del Padre conforme a lo que afirma Hechos 2:4. Sólo es apropiado creer en la Promesa del Padre conforme a Génesis 1:1 hasta Apocalipsis 22. La Promesa del Padre es mucho más que hablar en lenguas.


Para aclarar, es esencial comprender por qué la promesa del Padre fue dada y por qué fue esencial para la formación de la Iglesia que Él está edificando. Hoy en día parece haber un desconocimiento casi universal de la Promesa del Padre, mas en aquellos días se anticipaba la venida de esta maravillosa promesa. Se tenía conocimiento acerca de que también se incluía la venida del Mesías y se suponía que cuando viniera la Promesa, el Reino también vendría.


No se entendía que la venida del Reino estaba directamente relacionada con la venida del Espíritu Santo. DESPUÉS de la venida del Espíritu Santo, Él nos guiaría, nos enseñaría y nos revelaría toda verdad. Sin embargo, todo esto debía hacerse desde la nueva vida interior del hombre y no como un ministerio exterior controlado por los hombres.


En Hechos 1, los discípulos tenían razón al pensar que el Reino vendría con la Promesa del Padre. Sin embargo, estaban anticipando un reino judío, local, físico y terrenal similar al Reino de David. Esperaban un líder poderoso con un reino militar que desplazara a los romanos y restaurara la soberanía de su tierra a Israel.


Hechos 2:33] Así que, exaltado por la diestra de Dios, y habiendo recibido del Padre la promesa del Espíritu Santo, ha derramado esto que vosotros veis y oís.


Denota desconocimiento aislar la Promesa del Padre de la Promesa del Espíritu Santo porque ambas están relacionadas de manera compleja y es imposible concebir la una sin la otra. En otras palabras, la venida del Espíritu Santo es mucho más que lo experimentado en Hechos 2:4.


Romanos 8:14] Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios.


Él les enseñará todas las cosas. Él tomará de lo mío y se lo revelará. Todos serán enseñados por Dios. Él vivificará sus cuerpos mortales.


En la tradición eclesiástica preguntamos: “Bueno, ¿qué significa ser guiado por el Espíritu de Dios? La respuesta es directa. Significa “ser guiado por el Espíritu de Dios”. No necesitamos espiritualizarlo porque ya está “espiritualizado”.


Nos han sido dados varios ejemplos en los que Pablo y Bernabé fueron “guiados por el Espíritu de Dios”, así que no necesitamos interpretar esta experiencia o tratar de explicar que esta experiencia ya no es válida hoy en día. La mayoría de los pentecostales y carismáticos relacionan el hecho de ser guiado por el Espíritu de Dios con alguna revelación o comprensión en la mente natural del hombre natural. Sin embargo, el Espíritu Santo funciona en el nuevo hombre espiritual, el cual a través de Cristo está creado a la imagen de Dios. Este nuevo hombre espiritual tiene los ojos, los oídos, el corazón y la mente de Cristo. Tiene pies para caminar en el espíritu. Este nuevo hombre interior es totalmente una Nueva Creación y NO una vieja creación renovada y “salvada”.


Hechos 2:38] Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícense cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo. [39] Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare.


La promesa del Espíritu Santo es dada a todos los que conforman la iglesia. ¿Por qué? Porque no PODEMOS separar la promesa del Padre de la promesa del Espíritu Santo. ¿Por qué? Porque la promesa del Espíritu Santo es esencial para reconocer y comprender la Promesa del Padre, el Nuevo Pacto y el Reino. Si esto es cierto, entonces parece que todo el que se ha arrepentido y ha sido bautizado ya ha recibido al Espíritu Santo. Este es un concepto popular. Sin embargo, Jesús no compartió esta experiencia de recibir el Espíritu Santo de forma automática.


Lucas 11:8] Os digo, que aunque no se levante a dárselos por ser su amigo, sin embargo por su importunidad se levantará y le dará todo lo que necesite. [9] Y yo os digo: Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. [10] Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. [11] ¿Qué padre de vosotros, si su hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿O si pescado, en lugar de pescado, le dará una serpiente? [12] ¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión? [13] Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan?


El Espíritu Santo os guiará hacia TODA verdad. ¿Qué quiere decir esto exactamente? Quiere decir que Él os guiará hacia toda Verdad. Aunque no lo digamos, creemos que “Él hará que algún erudito que se para en el púlpito nos guíe hacia toda verdad”.


El concepto popular de púlpito y banco supone que podemos enseñarle al hombre natural algunas doctrinas bíblicas y producir milagrosamente cristianos espirituales. Lo cierto es que el hombre natural no puede ser cristiano porque pertenece a la familia equivocada. Él tiene que morir, ser enterrado y resucitar en una nueva familia con una nueva vida. Todos los que viven según la carne deben morir. Los que aún están “en Adán” están en un peligro eterno, aun si han pronunciado palabras religiosas o hecho una confesión religiosa.


Romanos 8:13] Porque si vivís conforme a la carne, moriréis; mas si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis.


El estribillo de un coro dice así: Aunque estemos viviendo según la carne, hemos nacido de nuevo y esto basta para ser llevados al cielo. Como nací de nuevo, las obras de la carne son irrelevantes.


Como no podemos separar la venida del Espíritu Santo del bautismo del Espíritu Santo, y el bautismo del Espíritu Santo de la promesa del Padre, ni podemos separar la promesa del Padre del Nuevo Pacto, ni el Nuevo Pacto del establecimiento del Reino de Dios, queda claro por qué Jesús le dijo a sus discípulos que no trataran de hacer nada hasta que hubieran recibido la Promesa del Padre. Ni siquiera traten de ministrar en sus propias habilidades naturales, sino esperen ser revestidos del Poder de Dios y asegurarse de que estén funcionando en el poder de lo alto. Asegúrense de entender que el hombre natural, con su mente natural, su habilidad natural estará perdido totalmente ministrando el Nuevo Pacto y los misterios del Reino.


Lo que quiero decir es esto: Jesús no les dijo que no abandonaran Jerusalén hasta que hubieran recibido el Espíritu Santo de acuerdo a Hechos 2:4, sino que permanecieran en Jerusalén hasta que recibieran la Promesa del Padre. Pero, ¿acaso no es esta instrucción ambigua y confusa? En lo absoluto. ¿Por qué?


Hechos 1:4] Y estando juntos, les mandó que no se fueran de Jerusalén, sino que esperasen la promesa del Padre, la cual, les dijo, oísteis de mí.


Aquí descubrimos que Jesús había estado enseñando a sus discípulos acerca de la Promesa del Padre, así que sabían por lo que debían esperar.


Hechos 11:15] Y cuando comencé a hablar, cayó el Espíritu Santo sobre ellos también, como sobre nosotros al principio. [16] Entonces me acordé de lo dicho por el Señor, cuando dijo: Juan ciertamente bautizó en agua, mas vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo.


Jesús había estado hablando y enseñando a sus discípulos acerca del Espíritu Santo y lo que significaba ser “bautizado con el Espíritu Santo”.


Hechos 10:44] Mientras aún hablaba Pedro estas palabras, el Espíritu Santo cayó sobre todos los que oían el discurso. [45] Y los fieles de la circuncisión que habían venido con Pedro se quedaron atónitos de que también sobre los gentiles se derramase el don del Espíritu Santo. [46] Porque los oían que hablaban en lenguas, y que magnificaban a Dios.


Por medio de estos versículos se puede apreciar claramente que cuando el Espíritu Santo vino sobre ellos, Pedro no se sorprendió, porque Jesús les había enseñado acerca de lo que debían esperar. Esto formó parte de la Promesa del Padre. Cuando Pedro los escuchó hablar en lenguas, inmediatamente reconoció que Cornelio y el grupo habían recibido el Espíritu Santo [y la Promesa del Padre] de la misma forma que los discípulos la habían recibido en el Día de Pentecostés.


Aislar la Promesa del Padre del bautismo del Espíritu Santo ha sido muy popular durante los últimos 100 años, pero esto es algo peligroso y una seria evasión de las escrituras. Nuestro propósito no es hacer que el Bautismo con el Espíritu Santo sea la plenitud de la Promesa del Padre, sino que sea la introducción a la plenitud de la Promesa. Es el Espíritu Santo el que revela y facilita la total comprensión de las cosas espirituales. En esta dimensión espiritual, la mente natural del hombre natural no tiene poder.


Cada ministerio debe adoptar un marco de referencia desde el cual se evalúe nuestro entendimiento de hacia dónde la iglesia necesita ir. A menos que adoptemos un marco de referencia eterno, la Promesa del Padre, el Nuevo Pacto y el Reino existente pronto se convertirán en otro cliché cristiano. Continuaremos hablando de la provisión total de Dios en términos ambiguos pero sin ministrar la experiencia real. En otras palabras, hablar acerca de las “demandas del Reino” fuera de las provisiones de la Promesa del Padre y de nuestra participación práctica en el Nuevo Pacto le deja al hombre el reto de hacer todo lo posible en su habilidad humana para agradar a Dios y hacer Su voluntad. No importa cuán “consagrado” esté el hombre natural o su deseo de servir a Dios, los que viven según la carne NO PUEDEN agradar a Dios.


Este concepto de servir a Dios en la habilidad natural constituye la manera de agradar a Dios según el Antiguo Pacto mediante mandamientos carnales y requisitos físicos. Sin embargo, con la gran cantidad de demandas nuevas del Reino de Dios, esto sólo puede frustrar al hombre natural y se hace evidente cuando trata de entender las cosas eternas. Cuando el hombre natural intenta servir a Dios, SÓLO puede hacerlo en la carne. Entonces siempre terminará con un “miserable de mí”.La verdad es que la vida del Reino va más allá de la capacidad del hombre natural para cumplir o comprender que esta es una locura para él.


No podemos adaptarnos a un nuevo marco de referencia hasta que hayamos desarrollado la mente del Espíritu, abandonado nuestro esfuerzo humano y participado de la provisión del Nuevo Pacto. Esta gran provisión está centrada en el hombre interior y es inherente a él. Esta provisión es extremadamente limitada para el hombre exterior, porque no posee recursos para comprender estas dimensiones espirituales. Recibir este marco de referencia eterno es la obra del Espíritu Santo revelando las cosas que deben venir a nuestro nuevo espíritu. Sin embargo, existen múltiples dimensiones para esta nueva Vida interior que sólo pueden ser activadas mediante la obra dinámica del Espíritu Santo de la misma forma en la que se manifiesta en la Vida interior. Esta es sólo una parte de las muchas provisiones del Nuevo Pacto. Es por Su obra en el hombre interior que desarrollamos un nuevo marco de referencia para nuestra vida exterior y ministerio.


Por ejemplo: La Iglesia Gloriosa, la Nueva Jerusalén, la Novia de Cristo, el Propósito Eterno de Dios, el Reino de Dios y la manifestación de los hijos de Dios pronto llegarán a ser nuestro nuevo marco de referencia y la meta de la Vida Cristiana. El Sacerdocio según el orden de Melquisedec se revela en la provisión del Nuevo Pacto. Un Reino de sacerdotes llega a ser el centro de atención para el ministerio exterior. Como la función primaria del Reino de sacerdotes es (1) Estar delante del Señor (2) Servirle al Señor (3) Quemar incienso, el ministerio exterior es radicalmente diferente al ministerio en el atrio. En la dimensión del ministerio del Lugar Santo NO existe competencia en los ministerios. Todos los ministerios funcionan bajo una Cabeza. Esto elimina el liderazgo denominacional. No existen títulos, ni jerarquía de posiciones humanas ni ministerio en la carne en esta dimensión. El liderazgo absoluto y soberano de este sacerdocio ha sido asignado a nuestro Sumo Sacerdote. Sólo Él dirige el cuerpo de sacerdotes, guiando a cada miembro del cuerpo sacerdotal por medio de la obra del Espíritu Santo.


Es mi opinión que cada ministerio de la restauración debe adaptarse a este marco de referencia, si es que vamos a cooperar con Jesucristo en la edificación de la Iglesia del Candelero. Si nuestro marco de referencia es solamente una denominación, un grupo independiente o una experiencia cristiana, ciertamente nos adaptaremos a una meta humana inferior. La meta de Jesucristo durante la etapa de la iglesia es edificar la iglesia del Candelero de oro puro, labrada en UNA sola pieza. Todos los ministros del Nuevo Pacto que han sido llamados por el Padre son líderes en esa iglesia, o de lo contrario quedan eliminados de lo que Cristo está edificando.


Nuestro marco de referencia definitivo debe ser la perfección de la iglesia gloriosa. Como esta ES la iglesia por la cual Él va a regresar, es esencial que ella llegue a ser todo lo Él pretendía desde la fundación del mundo. Por esta razón, debemos usar el marco de referencia eterno y definitivo como nuestra meta eterna. De lo contrario, hablaremos de ir al cielo algún día como nuestra meta definitiva.


Muy poco de esta perspectiva eterna es posible o relevante, a no ser que funcionemos bajo la total provisión del Nuevo Pacto, la cual es la base de la Promesa del Padre. Sin experimentar la total provisión de la promesa de Dios siempre veremos estas cosas como imposibles o simplemente conceptuales o doctrinales, pero no de una manera práctica o real.


Aceptamos la doctrina pero no esperamos la experiencia. En otras palabras, aceptamos rápidamente un concepto religioso pero no dentro de una posibilidad práctica y real. Recientemente escuché hablar acerca de una iglesia que tenía problemas de carnalidad, así que el pastor trató de convencer al pueblo de que necesitaban comenzar a ver la iglesia como la iglesia gloriosa sin mancha y sin arruga. Tratar de ver la iglesia carnal como gloriosa es difícil, incluso para un creyente carnal que no tiene revelación de la eternidad o del propósito de Dios. El no vendrá por una iglesia que finge ser gloriosa.


La cuestión es esta: ¿Cuánto de lo que Jesús proveyó por medio del Calvario debemos experimentar antes de que podamos decir “es suficiente”? Por ejemplo: Sin haber experimentado la regeneración ninguna otra experiencia es posible, pero ¿acaso es la regeneración suficiente? ¿Cuánto de la Promesa del Padre es suficiente? ¿Cuánto del Nuevo Pacto es suficiente? ¿Cuánto del Reino debe ser una realidad en nuestra vida?


El Nuevo Pacto nos garantiza que Dios perdonará nuestros pecados y no recordará nunca más nuestra iniquidad. Esto es maravilloso, pero ¿es suficiente? Cientos de ministros de salvación confirmarán en un coro que esto “es suficiente”. “No necesitamos un nuevo espíritu o Su Espíritu o Sus Leyes en nuestro corazón y nuestra mente, y no necesitamos molestarnos con Él porque nos haga caminar por sus caminos, de manera que guardemos cuidadosamente Sus estatutos y ordenanzas, y los cumplamos; y seamos Su pueblo y Él sea nuestro Dios”. No queremos incomodarnos con Él. Mientras Él sea nuestro Salvador personal, es suficiente.


Esta doctrina de que “el perdón de pecados es suficiente” ha retrasado el crecimiento y propósito de la iglesia por más de 100 años y la prueba está a nuestro alrededor. Miles de creyentes piensan que si tenemos perdón de pecados y justicia imputada, eso es suficiente. Si tratamos de predicar un marco de referencia superior somos catalogados como herejes. La objeción para una Vida superior es esta: Nuestros pecados son perdonados y vamos al cielo algún día, ¿quién querría más que eso? Cómo podemos obtener más salvación es la pregunta.


Otra pregunta es esta: ¿Podemos ser “investidos de poder de lo alto” a menos que recibamos la Promesa del Padre? La otra pregunta es esta: ¿Podemos verdaderamente funcionar en la dimensión del Nuevo Pacto / del Reino sin el poder sobrenatural? ¿Es el creyente, quien es un hombre natural pero que hace lo posible por agradar a Dios en la carne, la verdadera vida cristiana? Como escapar del poder de la carne parece ser un problema universal, quizás el camino de Dios y Su provisión sea una mejor opción.


Es mi opinión que la iglesia no crecerá en todas las cosas en Cristo SIN HABER experimentado toda la provisión de Dios en el hombre interior. El hombre natural en el púlpito, predicando un mensaje natural a las personas naturales nunca dará un resultado espiritual. Esto es muy evidente en la iglesia visible, de forma universal.


A menos que tengamos Sus leyes escritas en nuestro nuevo hombre interior, ¿podemos ser realmente guiados por el Espíritu?


Jeremías 31:33] Pero este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice Jehová: Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón; y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo.


Hebreos 8:11] Y ninguno enseñará a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce al Señor; porque todos me conocerán, desde el menor hasta el mayor de ellos.


Juan 6:45] Escrito está en los profetas: Y SERÁN TODOS ENSEÑADOS POR DIOS. Así que, todo aquel que oyó al Padre, y aprendió de él, viene a mí.


1 Juan 2:27] Pero la unción que vosotros recibisteis de él permanece en vosotros, y no tenéis necesidad de que nadie os enseñe; así como la unción misma os enseña todas las cosas, y es verdadera, y no es mentira, según ella os ha enseñado, permaneced en él.


Toda esta provisión es dada en el Nuevo Pacto. Si ignoramos lo que Dios ha provisto para nosotros, volveríamos a los tiempos en que el hombre natural hace lo mejor que puede. El resultado es ese: “Miserable de mí”. Lo frustrante del ministerio es que después de 30 años de predicar el evangelio, todavía tenemos al hombre natural en el banco, al que tienen que enseñarle las cosas básicas una y otra vez. Exactamente, ¿CUÁNDO es que Dios comienza a enseñar a cada uno de nosotros desde el hombre interior?


¿Necesita el hombre interior crecer y desarrollarse ANTES de que Dios comience a enseñar a cada uno a conocerle a Él y ser capaz de leer y entender Sus leyes y Sus caminos? Es vergonzoso darse cuenta que después de más de 30 años de predicar el evangelio, existen tan pocos en esa dimensión espiritual de ser personalmente enseñados por Dios. Sin embargo, escuchamos a personas decir: “Bueno, la Biblia dice que todos somos enseñados por Dios, y creo en la Biblia, así que creo que estoy siendo enseñado por Dios”. Muchos que creen lo que dice la Biblia acerca de la salvación aun no son salvos. ¿Por qué? La doctrina no te salvará y debes tener la experiencia verdadera. Esta mentalidad de creer la doctrina pero no tener la experiencia de la Vida ha invadido la iglesia visible. Mucho de la iglesia tiene doctrinas que han sido establecidas y probadas, pero no hay Vida de Dios en el hombre interior.


Muy pocos reconocen que los pecados {plural} pueden ser perdonados, pero el pecado {singular} debe ser purificado al ser eliminado. Perdonar los pecados que hemos cometido es maravilloso pero ignorar la naturaleza pecaminosa que ha producido los pecados {plural} es desconocimiento. Por supuesto, la Promesa del Padre y el Nuevo Pacto han hecho provisión tanto para los pecados como para el pecado. Aun así, la doctrina de purificación no ayudará a nadie a menos que tenga la experiencia.


Recibir el perdón para los pecados exteriores sin tratar con el “pecado” que mora dentro de nosotros se llama salvación. Pero, ¿acaso creemos que esto es lo mejor que proveyó el Calvario para crear una iglesia gloriosa sin mancha y sin arruga? ¿Veremos al hombre natural cumplir el Propósito Eterno de Dios? ¡Nunca! Si siempre mantenemos la meta eterna en mente, esto nos ayudará a separar algunas de estas tontas doctrinas que han engañado a muchos con la comodidad del status quo.


¿Por qué el cristianismo popular piensa que luchar contra la naturaleza pecaminosa es normal? Una razón es porque nos hemos centrado en la sangre para el perdón de pecados {plural} y hemos descuidado severamente la cruz personal que está dirigida hacia la naturaleza pecaminosa o el pecado {singular}. Cuando el “perdón de los pecados pasados” es la meta en vez del propósito eterno de Dios, nos adentramos en un programa objetivo de religión cristiana.


Parece que muchas iglesias hacen del perdón de pecados {plural} la meta en vez de hacerlo el primer paso hacia el propósito eterno de Dios. Catalogamos a los pecadores perdonados como “cristianos” antes de que hayan sido discipulados o hayan desarrollado la vida interior. Mientras que los cristianos “bebé” son cristianos, ellos aun se encuentran distantes del Gobierno del Reino de Dios que gobierna por las leyes en el hombre interior.


Entonces, ¿cuál es la solución para este dilema? Debemos comenzar nuestra enseñanza del atrio con la Promesa del Padre, el Nuevo Pacto, el Reino de Dios y el desarrollo de la vida interior. Nuestro marco de referencia debe ser el supremo llamamiento de Dios, la nueva Jerusalén, la Novia de Cristo, la Iglesia Gloriosa, el Propósito Eterno de Dios y el Trono de Dios. Después de haber establecido un nuevo marco de referencia para los creyentes acerca de nuestra meta eterna, debemos preparar a los nuevos creyentes por medio de la aplicación de los seis fundamentos de Hebreos 6 a las seis experiencias genuinas en su vida. El tabernáculo de Moisés revela al menos siete experiencias válidas en el atrio. Estas no son sólo seis doctrinas más que aprender. La Biblia organiza seis fundamentos, que no son metas sino que constituyen una preparatoria, de manera que prosigamos hasta la perfección. Sin estas seis experiencias Dios no nos permitirá proseguir y la vida interior será demasiado superficial para participar en la próxima experiencia de consagración total en el atrio.


Mi teoría es que hasta que los “diversos ministerios” hayan desarrollado una genuina vida interior y un ministerio del Lugar Santo, no estarán preparados para guiar a los creyentes hacia esa dimensión en la cual la Iglesia del Candelero COMIENZA a funcionar.