#352 Reino: A Quienes El Padre Se Les Revela


Varios de los escritores antiguos de años atrás siempre hablaron acerca de los “ELEGIDOS” o los escogidos de Dios. Afirmaciones tales como “nosotros los escogidos de Dios en esta generación” siempre me ofendieron porque yo suponía que TODOS éramos escogidos y llamados por Dios, y que Dios deseaba que todos los hombres fueran salvos y que ninguno pereciera. ¿No dice la Biblia que Dios quiere que todos nos arrepintamos? Sí, lo dice.


Entonces debe haber una diferencia entre los elegidos y “todos los hombres”. Debe haber una diferencia entre ser salvo y responder a un llamado especial de Dios.


1 Timoteo 2:3] Porque esto es bueno y agradable delante de Dios nuestro Salvador [4] el cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad.


2 Pedro 3:9] El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento.


Generalmente se dice que Dios escoge de cada generación a los que Él decide por medio de Su soberanía, para cumplir su propósito en cada generación.


Marcos 13:20] Y si el Señor no hubiese acortado aquellos días, nadie sería salvo; mas por causa de los escogidos que él escogió, acortó aquellos días.


Pablo escribe a la iglesia y se dirige a ella como los elegidos de Dios o los que han sido escogidos por Dios. Nuestro propósito en este estudio no es discutir acerca de “si” Dios escoge, sino a quienes se les revela.


Mateo 11:27] Todas las cosas me fueron entregadas por mi Padre; y nadie conoce al Hijo, sino el Padre, ni al Padre conoce alguno, sino el Hijo, y aquel a quien el hijo lo quiera revelar.


Mateo 16:17] Entonces le respondió Jesús: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló ni carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos.


El Padre y el Hijo son soberanos para decidir a quienes se les revelan, por lo que escogen a quienes ellos quieran.


Juan 15:16] “No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto”. Dios escoge a éstos con un propósito específico en mente. Nuestra respuesta a la elección de Dios es lo que llamamos “consagración”.


2 Pedro 1:10] Por lo cual, hermanos, tanto más procurad hacer firme vuestra vocación y elección; porque haciendo estas cosas, no caeréis jamás. [11] Porque de esta manera os será otorgada amplia y generosa entrada en el reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.


Mateo 22:13] Entonces el rey dijo a los que servían: Atadle de pies y manos, y echadle en las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes. [14] Porque muchos son llamados, y pocos escogidos.


Cuando respondemos al llamado de Dios y a Su elección, nos estamos preparando para Su Reino. Primero, debemos reconocer que no fue por nuestra propia destreza que estamos aquí, sino porque Él nos escogió. Nosotros no le escogimos a Él. Como Él se nos reveló y nos escogió, somos Sus elegidos, o sea somos “escogidos por Dios”. DESPUÉS que descubramos quién es Dios, entenderemos que somos verdaderamente bendecidos al ser escogidos por Él.


Gálatas 1:15] Pero cuando agradó a Dios, que me apartó desde el vientre de mi madre, y me llamó por su gracia, [16] revelar a su Hijo en mí, para que yo le predicase entre los gentiles.


La iluminación de este principio de la revelación de Cristo y a quienes Él se le revela debe comenzar en el Antiguo Testamento. ¿Por qué? Porque Jesucristo está escondido en la “letra de la escritura”. Él se revela a nosotros por medio del “Espíritu de la escritura”.


El Antiguo Pacto es como una señal que señala el camino hacia Cristo. Podemos ver una señal que diga “Washington, DC por esta vía”. Esta señal no indica que sea Washington, DC sino que señala el camino hacia Washington, DC. Podemos estar cerca de la señal y estar a millas de Washington, DC. Uno de los peligros del Movimiento Mesiánico es que se enfoca en la tendencia de acampar alrededor de la señal y hablar acerca de Cristo, el Mesías.


En el estudio anterior, nos centramos en Jesús, el Hombre como la envoltura en la cual la Palabra Eterna de Dios, el Espíritu de Cristo estaba escondida. La forma humana era solamente el Velo que encubría la realidad que estaba detrás del Velo. La misma Gloria de Dios estaba entre los hombres y la mayoría de ellos no la reconoció. No obstante, lo que vieron fue el Velo. Sin embargo, Dios reveló lo que se hallaba en el velo a los que escogió con antelación. El Padre no se lo reveló a todos, sino sólo a los que Él escogió. En alguna parte de este “punto de vista” descubrimos que emerge algo acerca del Reino.


El pueblo de Israel había estado esperando durante siglos que el Mesías apareciera y estableciera el Reino en Israel. Buscaban al Mesías de acuerdo con la “letra de la escritura” que se enseñaba y que muchos de ellos leían. Sin embargo, ignoraron el “Mesías del Espíritu”. Además, buscaban más bien la “letra del reino” que el “Reino espiritual”. Tenían en mente un reino como el que tuvo David y un rey sobre Israel. O sea, un reino terrenal y étnico que fuera gobernado por un Rey mesiánico.


¿Es el Reino “letra” o “Espíritu”? Interpretar el Reino como “letra”, “natural”, “étnico”, “local” y “terrenal” puede traer confusión, como pasó con Israel y los discípulos.


Hechos 1:6] Entonces los que se habían reunido le preguntaron, diciendo: Señor, ¿restaurarás el reino a Israel en este tiempo? [7] Y les dijo: No os toca a vosotros saber los tiempos o las sazones, que el Padre puso en su sola potestad; [8] pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra.


En efecto, Jesús dijo: Ahora, discípulos, no quiero que se involucren en la “letra del Reino”, así que no hablemos acerca del Reino terrenal. Vayan a Jerusalén, esperen la llegada del Espíritu Santo y Él les revelará el “Espíritu del Reino”. Deben tratar de no hacer del Reino una doctrina, sino que deben ser “mis testigos” de la realidad del Reino en Jerusalén, Judea, Samaria y hasta lo último de la tierra.


Generalmente hemos tomado como el centro de atención de esta escritura “el predicar el evangelio de salvación al mundo entero” pero el contexto es claramente el Reino y su realidad. Sin la guía y enseñanza del Espíritu Santo existe un gran peligro de que prediquemos la Letra del Reino al descubrir algunos hechos acerca del Reino y comenzar a construir algunas antesalas del reino. ¿Por qué? Porque existe un Velo sobre el Reino, y la realidad del Reino está detrás del Velo. Por lo tanto, pasemos a través del Velo y prediquemos lo que vemos y escuchamos. En esta dimensión, descubrirás que no hay necesidad de “antesalas del reino” o reyes terrenales para gobernar sobre la iglesia. La Cabeza de la iglesia, que es Su cuerpo, es el Rey y TODOS los miembros le sirven y obedecen.


Daniel 7:27] Y que el reino, el dominio y la majestad de los reinos debajo de todo el cielo, sea dado al pueblo de los santos del Altísimo, cuyo reino es reino eterno, y todos los dominios le servirán y obedecerán.


La “letra del Reino” no nos ayudará porque Jesús dijo: “Mi reino no es de este mundo”. Mi Reino NO es físico o de la letra”; comprender la “letra de la escritura” no revelará el Reino. Por medio de este método sólo verás y predicarás el Velo sobre el Reino.


De la misma forma en que el Padre revela a Cristo, así también Cristo y el Padre revelan el Reino. Tratar de descubrir y definir el Reino por los medios humanos del hombre natural, usando la mente natural y lógica ha generado gran confusión en lo referente al Reino de Dios. Nadie puede venir a Cristo a no ser porque el Padre lo atraiga, y nadie puede decidir entrar al Reino a menos que el Padre revele el Reino y lo haga venir a él.


¿Por qué este es el plan de Dios? Porque el Reino no es natural o físico, sino espiritual. No es un gobierno exterior en la tierra sino un gobierno interior en el corazón de los ciudadanos del Reino. Las Leyes de Dios no están clavadas en la puerta de la iglesia, sino que están puestas en nuestra mente y escritas en nuestro corazón.


El Reino es un gran tesoro pero está escondido en la “letra de la escritura”. Gracias a Dios es revelado en el “Espíritu” de la escritura. Aun así, el espíritu de la escritura constituye otro velo a menos que el Espíritu Santo nos revele el Reino. Salir de la ciudad hacia el campo para encontrar un prado en el cual buscar el Reino puede ser un concepto popular para un grupo de una iglesia natural enviado a investigar esta “nueva doctrina”. Este es un error común de interpretación al hacer lo que es SOLAMENTE espiritual algo natural. Buscar el tesoro es pasar de la letra de la escritura al Espíritu de la escritura. DESPUÉS que indagamos en el Espíritu de la escritura, el tesoro es revelado. Una vez que hallamos el tesoro en el Espíritu de la Escritura debemos comprar el prado y no regresar de nuevo a la “letra de la escritura”. ¿Por qué? Porque no podemos mezclar los dos.


Nuestras vestiduras no se pueden tejer con dos tipos de hilo, y una mujer no puede usar las vestiduras de su esposo. Ella tiene que tejer y producir la suya propia. Esta es la sombra de la “letra”. La persona natural interpretará esto sólo como una ley natural para la iglesia y comenzará a contar los hilos y definir las ropas naturales femeninas.


Ahora nos damos cuenta de que el Padre quiere que todos nos arrepintamos y seamos salvos de una manera universal. Dios estaba reconciliando al mundo entero con Él en Cristo. No obstante, el Padre nos acercará a Él, nos escogerá, nos llamará y hará la obra en nosotros para Su voluntad y complacencia. Y LUEGO escogerá a los que cumplen los requisitos, o los que han hecho algo con su llamado. ¿Cómo? Al conformar su carácter de acuerdo a la Vida de Dios en ellos. Estos son contados como dignos del Reino. Trata de retener este pensamiento mientras desplegamos nuestro reino de conjetura a partir de ciertas experiencias a través de los años.


Moverse de la luz natural del atrio hacia la luz puramente espiritual del Lugar Santo es la restauración que nos confronta hoy en día. Como mucho de esta transición en la época actual es sólo una conjetura, estamos expresando una opinión basada en una evidencia personal incompleta. Aun así, al menos estamos viendo a través de un cristal empañado algo que es interesante y necesario como visión para las variedades de ministerios.


Por tanto, tomaremos la condición de la persona con la cual estamos familiarizados: el predicar acerca de los 33 años de vida de Jesús. Estos 33 años de historia no son ciertamente representativos de la Vida de Jesucristo. Esta es la historia del velo que escondía a Cristo. Predicamos y enseñamos acerca del rasgado del velo en Mateo 27, pero luego seguimos hablando del velo. El líder de la alabanza insiste en llevarnos a través del velo con su guitarra. Se predican grandes sermones acerca del velo rasgado pero nadie parece conocer lo que hay en el otro lado. Los predicadores que están en la carne predican acerca del velo, el cual es Su carne rasgada. Sin embargo, la carne de ellos aun está intacta y “ministrando”.


Para hablar de la Vida de Cristo tenemos que comenzar antes del principio de los tiempos y en otro reino.


1 Juan 1:1] Lo que era desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado, y palparon nuestras manos tocante al Verbo de vida [2] (porque la vida fue manifestada, y la hemos visto, y testificamos, y os anunciamos la vida eterna, la cual estaba con el Padre, y se nos manifestó).


Esta persona conocida como Jesucristo es la Palabra de Vida, quien es la Vida Eterna que estaba con el Padre antes del comienzo. Esta VIDA se nos manifestó detrás del Velo. Si SÓLO conocemos a Cristo según la carne estamos limitados a predicar el Velo, y Cristo según el Espíritu sigue siendo un misterio. Entonces, ¿dónde vemos a este Cristo según el Espíritu? Detrás del Velo.


Durante el avivamiento carismático hubo un predicador de Argentina que contó la historia de un ángel que bajó a visitar una gran conferencia carismática. Los ministros predicaban acerca del “poder de Cristo”. Cuando el ángel regresó a la compañía de ángeles, les dijo qué cómicas eran las reuniones, así que todos los ángeles comenzarían a reírse.


El ángel les dijo cómo los predicadores les contaban a las congregaciones la forma en que Jesús convirtió el agua en vino y alimentó a los cinco mil. También acerca de echar fuera demonios y calmar la tormenta. El clímax del mensaje acerca del poder fue la maldición de Jesús sobre la higuera y cómo se secó. Esta vez todos los ángeles rieron en verdad.


Sin dudas, estas personas no tenían ni una pista acerca de quien estaban hablando. Los ángeles estaban asombrados al ver cuán superficial era este mensaje y del desconocimiento de Dios que tenían estas personas. Él es quien colgó las estrellas en el universo y creó mil millones de galaxias. Él es quien diseñó el tiempo y predestinó el fin a partir del principio, y estos mortales estaban impresionados por la maldición a una higuera.


Concordaron en que estos humanos SÓLO conocían a Cristo según la carne. Sin embargo, se dieron cuenta que SÓLO alguien que había vivido como un hombre con la limitación de la mente natural, viviendo en la cubierta de la humanidad podría entender este nivel de desconocimiento acerca del Dios Creador. Fue entonces que la Encarnación de Cristo, la Palabra de Dios se hizo evidente.


Es SÓLO este Cristo, la Palabra Eterna de Dios quien es la Vida Eterna, quien puede guiar al hombre de esta dimensión natural hacia la próxima dimensión, la cual no es aun la dimensión superior que Dios ha designado que el hombre herede. No importa cuánto hayamos experimentado en este reino, esto no se compara con la revelación del Cristo de la Eternidad. Todos nosotros somos bebés en lo que se refiere al conocimiento de Cristo según el Espíritu.


Cuando insertamos esta historia en el entendimiento del Tabernáculo terrenal vemos cubiertas, velos, cercas y puertas por todas partes. Todos parecen decir: ¡No pasar! ¡Prohibida la entrada! ¡Peligro! Sin embargo, son sólo velos que cubren la realidad de cada dimensión. La Revelación de cada dimensión descubre la plenitud de esa dimensión pero no la plenitud de todas las demás dimensiones. Llegar a la “perfección” de una dimensión no significa haber alcanzado la “perfección” de todas las dimensiones.


Filipenses 3:12] No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús. [13] Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, [14] prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.


Filipenses 3:15] Así que, todos los que somos perfectos, esto mismo sintamos; y si otra cosa sentís, esto también os lo revelará Dios. [16] Pero en aquello a que hemos llegado, sigamos una misma regla, sintamos una misma cosa.


Pablo sabía que incluso “llegar a la perfección” en una dimensión no es “llegar a la perfección” en la próxima dimensión. Cada dimensión en el Tabernáculo tiene su propia perfección, plenitud o totalidad. Hay muchos que han llegado a la perfección del atrio que están muy descontentos ahora, hasta que sean introducidos en la “perfección” de la próxima dimensión. Nos acercamos al Primer Velo, sentimos que nos erizamos y pensamos que hemos alcanzado el propósito de Dios.


El designio de Dios es quitar todos los Velos, uno por uno hasta que alcancemos Su Presencia manifiesta y lo veamos como Él es. Decimos esto como un cliché, pero traer a un ser humano desde el exterior del tabernáculo, a través de las diferentes dimensiones hacia la Gloriosa Presencia de Dios es una obra maravillosa que cumplir en un hombre. Una transformación total del hombre interior es esencial.


Hoy en día predicamos historias y hechos acerca de Cristo según la carne y pensamos que estamos predicando el Evangelio. Predicamos la “letra” de la escritura y llamamos a esto ministerio. Se supone que debamos nacer de nuevo en el Nuevo Pacto donde los velos son quitados. Al menos los velos pueden ser quitados a medida que pasamos por las diferentes dimensiones. Los velos se abren como puertas cuando pasamos de un reino a otro. Los velos no necesitan abrirse si sólo nos sentamos en un lugar y no crecemos.


Tenemos conocimiento acerca de la adoración física y de la adoración carnal. Todos hemos experimentado la adoración emocional, pero en esta dispensación se supone que experimentemos la adoración en espíritu y verdad. Estos niveles inferiores de adoración no son erróneos, pero si necesitamos música y una atmósfera agradable para adorar entonces estamos en una dimensión superficial. La diferencia fundamental entre los niveles de adoración está entre el hombre exterior y el nuevo hombre interior. Es el hombre exterior el que necesita música y una atmósfera agradable para adorar. Hasta un silencio profundo puede ser tan emocional como mucho ruido. Todas estas cosas han sido un gran misterio para mí durante muchos años y no entendía cómo interpretar la atmósfera durante esos tiempos. Aun no conozco la experiencia de adorar en espíritu y en verdad, pero sí sé que esta es la dispensación del Nuevo Pacto que lo hace posible.


Si la iglesia primitiva en verdad adoró en espíritu y verdad debemos entender cómo se perdió esta adoración y cómo recuperarla. Después de 2000 años, esta adoración superior en espíritu y verdad debe ser la adoración normal que debemos experimentar hoy. Por el contrario, este nivel de adoración constituye aun un misterio en la iglesia hoy en día. Esta parece ser la diferencia entre “adoración de la letra” y “adoración del espíritu”.


La barrera [Velo] para la próxima dimensión es la falta de una nueva revelación de Cristo en la dimensión del Espíritu. Hemos llegado hasta donde la “comprensión de la letra de Cristo” nos puede llevar. Está claro que el Nuevo Pacto es la base del ministerio hoy en día.


2 Corintios 3:5] No que seamos competentes por nosotros mismos para pensar algo como de nosotros mismos, sino que nuestra competencia proviene de Dios, [6] el cual asimismo nos hizo ministros competentes de un nuevo pacto, no de la letra, sino del espíritu; porque la letra mata, mas el espíritu vivifica.


La competencia humana en el ministerio es una de las barreras para que el Nuevo Pacto llegue a ser efectivo, y este nivel humano de “ministerio” no puede llevarnos más allá del atrio. La competencia humana y “ministrar la letra” van unidas. Entonces, ¿cuál es la respuesta?


El Padre debe acercarnos, revelar, escoger, preparar, proveer, arrancar y destruir todo el sistema de ministrar la letra antes de que comience a edificar algo en el espíritu. ¿Resulta esto muy negativo? Sólo para aquellos que piensan que esto es todo lo que Dios planificó que la iglesia llegara a ser.


2 Corintios 3:2] Nuestras cartas sois vosotros, escritas en vuestros corazones, conocidas y leídas por todos los hombres; [3] siendo manifiesto que sois cartas de Cristo expedida por nosotros, escrita no con tinta, sino con el Espíritu del Dios vivo; no en tablas de piedra, sino en tablas de carne del corazón.


Una vez más vemos la evidencia del Nuevo Pacto en la experiencia de la iglesia primitiva. Esto se aprecia más claramente en la traducción Phillips, pero muestra la transición de tener una Biblia a convertirse en una “letra escrita por Cristo”. No tener la “letra” sino el “espíritu”. No escrita sobre tablas de piedra sino sobre el nuevo hombre interior. Pablo sostuvo la pluma pero el Espíritu del Dios vivo hizo la escritura. No en la Biblia sino sobre el nuevo hombre interior. Cristo debe estar formado en el hombre interior, de manera que llegue a ser una letra de Dios.


Enviar Biblias a tierras extranjeras no es lo mismo que enviar “letras vivas de Cristo” que manifiesten el Evangelio del Nuevo Pacto, el Reino de Dios. Sostengo la opinión de que Dios no nos está preparando para la próxima restauración en la vida y ministerio del Lugar Santo por medio de la “letra” sino por el “Espíritu”. La capacidad humana debe ser refutada y el Nuevo Pacto debe llegar a ser nuestra experiencia en vez de ser otra doctrina que prediquemos. Predicar el Nuevo Pacto sin la experiencia del Nuevo Pacto sólo será “más letra sin Vida”.


El Nuevo Pacto debe ser un pacto interior, revelado por el nuevo hombre interior que confirma que es Cristo en nosotros la esperanza de Gloria. Que es el Espíritu de Dios en nosotros el que nos hace andar en Sus caminos y obedecer las Leyes escritas en nuestros corazones y mentes. Que sepamos y experimentemos que el Espíritu Santo nos enseña en el hombre interior y nos revela a Cristo.


¿Cómo sabremos cuándo esto funcionará de acuerdo al plan de Dios para la iglesia? El mismo Espíritu que puso sobre el Redentor y la misma Palabra que puso en la boca del Redentor no saldrán de Su boca o de la boca de su descendencia de una vez y para siempre. Por increíble que parezca, esto se incluye en el Nuevo Pacto.


Supongo que Isaías 59:20 en adelante es la clave de la próxima restauración.