# 339 Reino: El Plan Predestinado de Dios


El Plan del Padre fue predeterminado antes de que el mundo fuera restaurado. Fuimos escogidos en Cristo antes de la fundación del mundo. Dios conocía el fin de Su Plan antes de que el Plan comenzara a tomar forma. Por tanto, hemos sido predestinados para ese fin. Es obvio que todos aquellos que son llamados no se esforzarán por adentrarse en la rectificación necesaria para cumplir nuestra parte del propósito de Dios.


Obviamente, el plan de Dios no se afectó por el pecado, por el tiempo, por las situaciones o por cualquier cosa que el hombre hizo. El fin para su plan ya fue determinado antes de que el mundo existiera.


Un ejemplo podría ser cuando se decide el plan para construir una casa o un automóvil, el plan se determina antes de que comience el proceso. De la misma forma, Dios creó a Adán con un objetivo terminado en mente. Adán sería creado del polvo de la tierra y sería dotado de vida natural. Le serían dados un alma y un espíritu que tendrían la simiente de la imagen y semejanza de Dios.


Luego, Dios le dio a Adán las facilidades necesarias para hacer una serie de elecciones morales y desarrollarse como un hijo biológico de Dios. Adán fue un “hijo creado” pero con vida natural, corruptible. Por medio de una serie de elecciones, Adán debería desarrollar el carácter de Dios, con Su visión, Su espíritu, Sus actitudes y Su naturaleza en total armonía con Dios.


Para lograr este fin, Adán debería comenzar por la elección de rechazar su propia naturaleza egoísta, crecer espiritualmente y además rechazar el deseo de vivir de forma independiente de Dios. Él podría escoger, por medio de una elección moral, el Árbol de la Vida y ser totalmente dependiente de Dios para su vida al adentrarse en una “relación de vida con Dios”. Esto colocaría a Adán en una relación vid-pámpano, al compartir LA VIDA con Dios.


Aunque Adán y Eva decidieron crecer de forma natural e independiente de Dios, el Plan Eterno de Dios no cambió. Aunque el hombre perdió su camino y no entendió el misterio de su creación, el Plan de Dios nunca cambió.


Aunque el hombre debió ser redimido para cumplir el plan de Dios, el plan de Dios nunca cambió. Dios deseaba un hombre que compartiera Su vida, que viviera en unión con él, que se adaptara a Su plan eterno y se adentrara en la rectificación de su vida interior como su principal propósito de existencia. En algún momento en el proceso de rectificación, el hombre debe recibir una revelación interior del plan eterno de Dios de forma tal que pueda hacer saber a otros la razón de su existencia. Este plan estaría incluido en el Evangelio del Reino de Dios.


El Evangelio del Reino debe incluir el entendimiento claro de que Dios ha provisto todo lo necesario para que el hombre emprenda su propio crecimiento moral y comience el proceso de transformar su “vida natural” en “vida espiritual”, y convertirse en un “hijo espiritual” al igual que el único Hijo engendrado. Por medio de una serie de elecciones morales, el hombre debe tomar parte de forma voluntaria en este maravilloso proceso de metamorfosis, para crecer a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo.


Según el diccionario, metamorfosis es un sustantivo y tiene como significado: 1) la transformación de un insecto o anfibio de una forma inmadura o larva hacia una forma adulta en distintas etapas. 2) un cambio en la forma o naturaleza. Origen: Proviene de la palabra griega “metamorphoun”, que significa “transformar, cambiar de forma”.


En la naturaleza la metamorfosis ocurre de una forma física hacia otra. Como ejemplo podemos citar la transformación de la oruga en mariposa. La transformación es física, pero se preserva la vida de la oruga. Sin embargo, la metamorfosis espiritual necesita un intercambio de vida. Nuestra vida original de Adán no es suficiente para crecer hasta la plenitud de Cristo y ser conformados a Su imagen. La vieja vida debe ser desechada y la nueva vida eterna debe desarrollarse para que la metamorfosis sea completa.


Desde la posición de hijo [nacido de Dios], el hombre podría continuar su desarrollo hasta que esté calificado para ser un heredero de Dios y un coheredero con Jesucristo. Como coheredero, el hombre aún se anima a adentrarse en una consagración más profunda y una mayor rectificación de su vida interior para desarrollar el propio carácter de Dios y alcanzar sus propósitos definitivos. ¿Por qué? Porque Dios ha predestinado que tendrá muchos hijos que compartirán su gloria sólo con Su único Hijo engendrado y desarrollarán la Vida para Reinar con Cristo. Esto significa vivir una vida de total victoria y sentarse con Cristo en Su Trono. Esto no se logra al desarrollar la vida física sino al desarrollar la vida espiritual que se recibe por medio del nuevo nacimiento. Si retenemos la vida de Adán moriremos, pero si la desechamos podemos recibir Vida eterna.


Juan 12:25] El que ama su vida [psuche], la perderá; y el que aborrece su vida [psuche] en este mundo, para vida [zoe] eterna la guardará. Retener la vieja vida de Adán podría ser un error fatal porque la Vida Eterna de Dios [zoe] sólo está disponible para aquellos que la solicitan. Sin embargo, desarrollar esta vida hacia el carácter y la naturaleza de Cristo es otro tema. Esto es lo que constituye la madurez espiritual junto con el desarrollo del nuevo espíritu en el hombre. Multitudes han nacido como bebés espirituales al recibir Su Vida [zoe] pero nunca desarrollan esa vida hasta la madurez ni manifiestan el carácter y la plenitud de Cristo.


Hacer elecciones morales apropiadas y vivir una vida justa mediante medios naturales se acepta a veces como “cristianismo”. Sin embargo, a menos que la vida de Dios [zoe] sea la fuente de nuestra integridad, ésta no es verdaderamente cristiana.


1 Pedro 1:23] siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre. [24] Porque: “TODA CARNE ES COMO HIERBA, Y TODA LA GLORIA DEL HOMBRE COMO FLOR DE LA HIERBA. LA HIERBA SE SECA, Y LA FLOR SE CAE; [25] MAS LA PALABRA DEL SEÑOR PERMANECE PARA SIEMPRE”.


Sólo aquel que nace de Dios puede volver a Dios. Esta “vida” nace en nosotros al recibir la Palabra de Dios que vive y permanece para siempre, el Espíritu de Cristo. La carne no sobrevivirá, sino que como todas las cosas naturales perecerá.


Este llamado es supremo, por lo que excede la habilidad del hombre natural. Por esta razón, debemos permitirle a Dios que comience su obra eterna EN NOSOTROS. Nuestro evangelio debe comenzar con esta visión del Propósito Eterno de Dios como nuestro mensaje. No se puede perder tiempo con un evangelio menor debido a la maravillosa obra que Dios debe llevar a cabo durante nuestra estancia en la tierra. El proceso es como este:



1: Recibir Su vida


2: Rendirse al proceso de Metamorfosis


3: Participación en el proceso


4: Consagración para hacer la total voluntad de Dios


5: Desechar la vida de Adán por medio del intercambio de vida


6: Transformarse en Cristo


7: Calificar y ser merecedor del Reino.



Como debemos ser merecedores del Reino de Dios, existe un proceso continuo en el desarrollo de nuestra vida interior. También existe una oportunidad continua para hacer elecciones morales y continuar el proceso de rectificación. Esto significa estar en un proceso continuo de cambio para transformarnos de lo que somos a lo que Él es. Este “proceso” tiene que ver con nuestro crecimiento espiritual, o más bien con el crecimiento de nuestro espíritu y la purificación de nuestra alma de toda la basura que queda de nuestra unión con el primer Adán.


Mientras ahondamos en el proceso de desarrollo descubrimos que algunas cosas llegan a nosotros por la GRACIA de DIOS por medio de la fe en lo que Cristo llevó a cabo por nosotros en el Calvario.


Un simple diagrama puede ayudarnos a comprender el proceso de “seguir con Dios”.


Debemos entender que cada etapa de crecimiento comienza en la “vida interior” y no por medio de un ministerio exterior. Cada una de estas etapas de crecimiento COMIENZA en la vida interior.


Nacer de nuevo y el perdón de pecados es algo que ocurre en la vida interior. La entrega a Dios y a Su propósito es una actividad del hombre interior. El nuevo hombre es el hombre interior, no la persona exterior. El sacerdocio es principalmente una obra interior de Dios. Hemos dado por sentado que el “ministerio” es una obra exterior más que una vida interior. El ministerio no es una cuestión de entrenamiento sino de desarrollo. Debido a que hemos aceptado el ministerio del atrio, la vida interior se ha ignorado.


Sin embargo, existen muchas cosas de la vida interior que llegan a ser una experiencia por medio de la disciplina, las pruebas, las adversidades, a través de un intenso entrenamiento interior por parte de Dios y de sobreponernos a los obstáculos en nuestro camino.


Estas cosas forman en nosotros Su vida, Su carácter, Su mente, Su visión y Sus metas. Todas estas cosas fueron planificadas para Adán INCLUSO SI NO PECABA. Por tanto, necesitamos hacer una distinción entre lo que viene a nosotros simplemente por la gracia de Dios y lo que viene a nosotros


por la obra de Dios.


Filipenses 2:12]… ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor, [13] porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad.


Suponemos que Dios hará automáticamente todo lo que sea necesario simplemente porque nacemos de nuevo. Sin embargo, como vemos en Adán, él debe elegir continuamente el camino y la voluntad de Dios. Debemos pedir, buscar, tocar a la puerta y participar en nuestro propio desarrollo a través de nuestra consagración y obediencia. Entonces, como hijos, debemos estar preparados para que el Espíritu Santo nos imparta la mente del Padre, Su propósito, Su visión, Su sabiduría y la Revelación de Su propósito eterno.


Efesios 1:16] no ceso de dar gracias por vosotros, haciendo memoria de vosotros en mis oraciones, [17] para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, os dé espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de él.


Esta es la razón por la cual el proceso de crecimiento antecede esta revelación. Debe haber crecimiento y consagración antes de que recibamos entendimiento de Su voluntad, de Su obra en nosotros y de nuestra necesidad del desarrollo y el carácter, y para recibir el conocimiento de Su propósito definitivo cuando finalmente califiquemos para “la adopción de hijos”.


Gálatas 4:1] Pero también digo: Entre tanto que el heredero es niño, en nada difiere del esclavo, aunque es señor de todo; [2] sino que está bajo tutores y curadores hasta el tiempo señalado por el padre. [3] Así también nosotros, cuando éramos niños, estábamos en esclavitud bajo los rudimentos del mundo. [4] Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley, [5] para que redimiese a los que estaban bajo la ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos.


Una lectura superficial de esta escritura puede sugerir que todas las personas que han nacido de nuevo son “hijos de Dios”. Por supuesto que lo son por el nacimiento, pero como bebés o niños pequeños continuamos bajo los tutores y la disciplina hasta que crezcamos a la posición en Cristo que fue establecida por el Padre. Este crecimiento y desarrollo es esencial, de manera que podamos recibir la “adopción de hijos”. El Espíritu Santo fue enviado para instruirnos, para disciplinarnos y entrenarnos hasta el patrón y crecimiento establecidos por el Padre. En esta ocasión, el Espíritu Santo le avisa al Padre que el hijo cumple los requisitos del Padre y puede ser adoptado en la familia del Padre. Podríamos llamarle a esto “adopción por crecimiento y por calificación”.


Mateo 12:48] Respondiendo él al que le decía esto, dijo: ¿Quién es mi madre, y quiénes son mis hermanos? [49] Y extendiendo su mano hacia sus discípulos, dijo: He aquí mi madre y mis hermanos. [50] Porque todo aquel que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos, ése es mi hermano, y hermana, y madre.


Para ser incluido en la familia de Cristo debemos hacer la voluntad del Padre. Si ignoramos este hecho, no veremos la importancia de este crecimiento, rectificación y desarrollo para que podamos tener la habilidad de hacer Su voluntad.


Dios ya ha predeterminado el patrón que debemos cumplir antes de que seamos “adoptados en Su familia”. Por supuesto, somos “herederos por nacimiento” pero somos adoptados al cumplir el patrón establecido por el Padre. Jesús muestra esto en el río Jordán donde fue bautizado.


Mateo 3:16] Y Jesús, después que fue bautizado, subió luego del agua; y he aquí los cielos le fueron abiertos, y vio al Espíritu de Dios que descendía como paloma, y venía sobre él. [17] Y hubo una voz de los cielos, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia.


Esto se confirmó nuevamente cuando Jesús estaba en el monte de la Transfiguración. Marcos 9:7] Entonces vino una nube que les hizo sombra, y desde la nube una voz que decía: Este es mi Hijo amado; a él oíd.


En esta ocasión el Padre confirmó que Jesús estaba calificado para hablar por el Padre, así que le escuchamos a él. Jesús utilizaba el nombre y la autoridad del Padre para hablar por el Padre COMO SU HIJO AMADO. Por lo que escuchar hablar a Jesús era exactamente igual que escuchar hablar al Padre.


Si Jesús hacía una promesa, era igual al Padre haciendo esa promesa. Jesús estaba de acuerdo con el Padre, y el Padre estaba de acuerdo con Jesús. Esta ES LA META INMEDIATA PARA LA IGLESIA HOY. Crecer hasta que lleguemos a ser hijos de Dios.


Juan 14:13] Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. [14] Si algo pidiereis en mi nombre, yo lo haré.


Por supuesto que Jesús nos dio el uso de Su nombre, pero me parece que muchos de los que claman el nombre de Jesús aun son tan inmaduros que no están haciendo un uso práctico y posiblemente legal de ese nombre. La Biblia parece hacer incondicional el uso de Su nombre. Es incondicional en ciertas circunstancias. / Por ejemplo: todos los que claman el nombre del Señor serán salvos. Marcos 16:17] “Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas”. Sin embargo, usar Su Nombre de una manera no autorizada o para cosas no autorizadas es una pérdida de tiempo y energía.


Mateo 10:22] Y seréis aborrecidos de todos por causa de mi nombre; mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo.


Mateo 24:5] Porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo; y a muchos engañarán.


Creo que aquellos que han madurado y desarrollado Su carácter harán un uso increíble de Su nombre, DESPUÉS que le sea confiada alguna responsabilidad en el Reino.


Mientras que somos herederos de Dios y coherederos con Jesucristo por nacimiento sólo recibimos la adopción como hijos por medio de las aptitudes.


Romanos 8:17] Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados.


Los que sólo leen parte de la escritura e ignoran las condiciones dan por sentado que si nacemos de nuevo heredaremos todo lo que pertenece a Cristo.


Mi interpretación de la meta de la vida cristiana es convertirse en un hijo centrado completamente en Dios, que vive en Su Visión Eterna y para Su Propósito definitivo con Su sabiduría y entendimiento. Creo que esto es extremadamente importante, porque no podemos vivir más allá de nuestra visión y metas y correr la carrera hasta el final si no tenemos idea de hacia donde vamos. Nuestra visión y metas deben ser SU propia visión y metas o correríamos en vano. Por esta razón, está claro que nuestro punto de partida debe estar “EN DIOS”.


La segunda parte de este estudio se titulará “Tomar parte en el gobierno de Dios”.


Esto supone que el Reino Eterno de Dios será un gobierno funcional que empleará a los que estén calificados por su honestidad, integridad, carácter, compasión, actitudes y cualidades cristianas. “Tomar parte en el gobierno de Dios” supone que para gobernar con Cristo en Su Reino debemos ser como Él. Para gobernar sobre las naciones debemos ser quebrados de la misma forma en que Él recibió autoridad.


Apocalipsis 2:26] Al que venciere y guardare mis obras hasta el fin, yo le daré autoridad sobre las NACIONES, [27] Y LAS REGIRÁ CON VARA DE HIERRO, Y SERÁN QUEBRADAS COMO VASO DE ALFARERO; como yo también la he recibido de mi Padre.